IAN HODDER
INTERPRETACIÓN EN ARQUEOLOGIA
FICHAMENTO
EL PROBLEMA
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A pesar de la gran contribución metodológica de la Nueva Arqueología, muchos de los temas principales del periodo anterior están por redescubrir, si se pretende sostener una discusión arqueológica adecuada. Es evidente que los enfoques tradicionales también tenían defectos, que no hay que ignorar, pero no hasta el punto de prescindir de aquéllos, tal como la Nueva Arqueología pretendió hacer muchas veces con la arqueología normativa.
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Shiffer (1976, 1987) ya afirmaba que las transformaciones culturales incidían en las relaciones entre los restos materiales y el comportamiento de quienes los producen.
[…] Shiffer explicó como es posible generalizar acerca de las transformaciones culturales. Por ejemplo, que a medida que aumenta la duración e intensidad de la ocupación de un yacimiento, se da también una mayor organización y un movimiento secundario de desechos alejado de las áreas de actividad […].
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[…] La relación entre desechos (escombreras) y organización social depende de las actitudes respecto de la suciedad. Así, incluso campamentos de corta duración pueden llegar a tener un sistema de basuras altamente organizado, y encontrar, en cambio, campamentos de larga duración con un sistema de recogida de desechos que nosotros consideraríamos lamentable y poco higiénico […].
[…] existe una diferencia abismal entre la importancia del simbolismo en arqueología y su pariente, la antropología simbólica. Esta última pude seguir siendo un subconjunto dentro de la antropología, junto con la antropología económica y otras […]. Pero en arqueología toda deducción o inferencia se realiza a través de la cultura material.
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La metodología de la Nueva Arqueología para interpretar el pasado era rigurosa y universal. Dicho de una forma muy simplista era posible correlacionar los modelos de la cultura material con los modelos humanos y descifrar estos últimos a partir de los primeros aplicando leyes generales y la Teoría de Alcance Medio.
[…] afirmar la cultura está constituida de forma significativa equivale, en última instancia, a afirmar que hay aspectos de la cultura que son irreducibles.
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A partir de momento en que se conoce el contexto de un objeto, éste ya no es completamente mudo. Su contexto nos ofrece las claves de su significado. Cuando en las tumbas encontramos artefactos alrededor del cuello de los esqueletos, interpretamos que se trata de collares. A los objetos hallados en contextos elaborados de no-asentamiento se les llama rituales. Evidentemente no podemos afirmar que incluso contextualizados, los objetos nos vayan a mostrar su significado cultural, pero por otro lado no son totalmente mudos. La interpretación del significado se ve restringida por la interpretación del contexto.
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[…] Los artefactos pueden significar cosas distintas en estos contextos diferentes, pero es posible relacionar, falsamente o de una forma distorsionado, los significados de un ámbito con los significados de otros ámbitos. Era necesario que la lectura del registro arqueológico tomar en consideración estas transformaciones culturales.
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La cultura material no existe porque sí. Alguien la produce. Y es producida para algo. Por lo tanto no refleja pasivamente la sociedad - más bien crea la sociedad por medio de las acciones de los individuos.
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La Nueva arqueología se olvidó del individuo, considerando-lo como algo ajeno a la teoría social […]. La arqueología procesual sostiene que existen sistemas tan básicos en la naturaleza, que la cultura y los individuos son impotentes para desviarlos o cambiarlos.
[…] es cierto que los arqueólogos muy raramente llegan a conocer los nombres los que hicieron las vasijas, o los nombres de los grandes líderes de la sociedad […]. La Nueva Arqueología dejó esta cuestión central simplemente de lado. Las vasijas individuales se estudiaban como meros reflejos pasivos del sistema sociocultural.
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Que la cultural material pude a su vez actuar e incidir en la sociedad y en le comportamiento que la produjeron es algo que la arqueología procesual puede aceptar sin dificultades […]. La cultura material actúa sobre la comunidad humana de una forma social; la acción solo puede tener lugar en un marco social de creencias, conceptos y disposiciones.
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El renovado énfasis puesto sobre el individuo en la interpretación arqueológica no pretende afirmar que el cambio prehistórico fuese el resultado del libre albedrío, o bien que pueden o deban identificar-se individuos concretos en el pasado. Por el contrario, el propósito es integrar significado y acción en la teoría arqueológica.
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[…] la razón principal de que la Nueva Arqueología no arraigar realmente en Europa, como sí lo había hecho en Norteamérica, quizá se deba a que en Europa la arqueología está, intelectual y administrativamente (en las universidades), estrechamente vinculada a la historia, no a la antropología. En la arqueología procesual norteamericana, el nuevo enfoque seria intercultural, analizando los sistemas en función de sus entornos respectivos y elaborando enunciados universales, lo que en la práctica se tradujo en un pasado atemporal […].
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Para explicar por qué una forma cultural tiene un significado y un uso específicos, es necesario examinar las asociaciones y contextos previos, su difusión y secuencia anteriores […]. En palabras de Childe (1936), el hombre crea las tradiciones, pero las tradiciones hacen al hombre - el hombre se hace a si mismo.
[…] es importante examinar de dónde vienen las cosas. Este fue el centro de interés de la historia cultural dentro del marco de la arqueología tradicional.
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[…] en la medida en que la explicación histórica puede definirse en relación a contextos y acontecimientos anteriores […] la arqueología es parte de la historia. Y, sin embargo, la arqueología tiene que ver con la cultura material, no con documentos […] Aunque los documentos históricos contengan bastante mas información contextual si reconocemos la lengua en que están escritos, el proceso de inferencia sigue siendo el mismo: dar significado al mundo material del pasado.
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Siempre se ha reconocido que la relación entre comportamiento y cultura material constituye la dificultad fundamental para la arqueología. Los problemas de esta relación se plantearon hace tiempo en las correspondencias sólo parciales descubiertas entre culturas materiales y pueblos.
LA ARQUEOLOGÍA CONTEXTUAL
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En el discurso arqueológico, la palabra contexto suele utilizarse en preguntas tales como cuál es el contexto de tu observación?, o cual es el contexto de los datos? La palabra se utiliza en distintas situaciones para expresar una sensibilidad hacia los datos concretos: Tu idea general no encaja en mi contexto.
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En cierto sentido la arqueología se define por la importancia que otorga al contexto. Interesarse por objetos desprovistos de información contextual es propio de anticuarios, y es típico quizá de un cierto tipo de historia del arte o del mercado de arte. Extraer objetos fuera de su contexto, como hacen los usuarios de detectores de metales, es la antítesis de la arqueología, de su identidad. Reafirmar la importancia del contexto supone, por consiguiente, reafirmar la importancia de la arqueología como arqueología.
En suma, los arqueólogos utilizan el término contexto de diversas formas, pero todos ellos tienen en común el hecho de conectar o entrelazar las cosas en una situación concreta o conjunto de situaciones.
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[…] los arqueólogos ya han aprendido a utilizar sus datos contextuales para poder interpretar las interrelaciones funcionales. Este es el ámbito de la paleoeconomía, de la teoría del intercambio, de la teoría de sistemas, de la teoría de la optimización del pastoreo y de la teoría de la acción social, etc. Todas estas teorías son falsables porque no tienen suficientemente en cuenta el segundo tipo de significado, al que el primer tipo está vinculado de modo necesario.
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La idea de que la cultural material es un texto de lectura existe en arqueología desde hace tiempo. Los arqueólogos suelen tratar los datos como un registro o como un lenguaje. La importancia de esta analogía aumenta cuando se quiere descubrir el contenido del significado del comportamiento del pasado.
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La mayoría de los arqueólogos, evidentemente, afirmarían que sus datos son mudos. Es obvio que un objeto, como objeto solamente, es mudo. Pero la arqueología no estudia objetos aislados. Los objetos, ubicados dentro de sus textos, no son del todo mudos si conseguimos leer su lenguaje.
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[…] a medida que crecemos en nuestra propia cultura o en otra, y a medida que conocemos a otra gente, no podemos nunca estar seguros de haber comprendido correcta y adecuadamente lo que pasa por sus mentes, lo que quieren decirnos por medio de sus cosas […].
[…] Los arqueólogos los ponen de manifiesto, y a causa de las prácticas institucionalizadas de los grupos sociales, tienen una rutina propia que los conduce a la repetición.
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Los significados de la cultural material están influidos en gran medida por consideraciones tecnológicas, físicas y funcionales. La naturaleza práctica y parcialmente no cultural de esos factores permite una lectura del texto de cultura material mucho más sencilla que si estuviese constituido exclusivamente por signos lingüísticos arbitrarios. El contexto de la cultura material no solo es abstracto y conceptual, sino también pragmático y no arbitrario.
Cuando los arqueólogos empiezan a sistematizar la metodología para interpretar el contenido del significado del pasado a partir de la cultura material, suelen proceder a identificar varios tipos de semejanzas y diferencias relevantes, que, a su vez, forman varios tipos de asociaciones contextuales. Luego proceden a hacer abstracciones partiendo de los contextos, las asociaciones y las diferencias, para intentar llegar al significado en término de función y contenido.
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El primer tipo de semejanza y diferencia que manejan habitualmente los arqueólogos es el temporal. Es evidente que si dos objetos están próximos en el tiempo, es decir, que son similares en toda le dimensión temporal, los arqueólogos podrían situarlos mas fácilmente en el mismo contexto y darles significados relacionados entre sí.
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Los arqueólogos ya cuentan con un montón de técnicas cuantitativas para identificar continuidades y rupturas en las secuencias temporales, y esta evidencia se utiliza para parecen importantes pueden, en realidad, expresar continuidades o transformaciones a nivel estructural, pero también pueden significar difusión y migración; con ello queremos decir que el contexto temporal pertinente debe seguirse y buscarse en otros contextos espaciales.
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El arqueólogo, pues, buscar definir, de muy diversas formas, el contexto espacial más relevante para la comprensión de un objeto concreto. En muchas ocasiones esto se hace muy directamente – detectando el origen de la materia prima, localizando la distribución espacial del estilo, trazando las fronteras del asentamiento.
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En la base de todo trabajo arqueológico se encuentra la necesidad de clasificar y formar categorías, y la polémica acerca de si estas clasificaciones son nuestras o de ellos, si son éticas o émicas, es ya tradicional […]. La mayoría de arqueólogos reconocen la subjetividad de sus propias tipologías y han adoptado técnicas matemáticas e informática para intentar reducirla. Tras hacer lo mejor que se ha podido en el estadio inicial, inevitablemente difícil, los arqueólogos han pasado a cuantificar y a comparar y llegar al proceso social.
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Para definir los tipos, los arqueólogos tienen que analizar la asociación histórica de los rasgos, para intentar penetrar en el significado subjetivo que estos connotan. Hasta cierto punto, los arqueólogos han mostrado tradicionalmente una cierta sensibilidad hacia estos temas, al menos implícitamente. Por ejemplo, en gran parte de Neolítico del norte y oeste de Europa, las vasijas suelen presentar una decoración organizada horizontalmente cerca del borde y una decoración vertical más abajo […]. Para analizar y clasificar tipos de cerámicas neolítica, puede tomarse en consideración esta circunstancia concreta y tratar por separado las zonas superiores e inferiores de la decoración.
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[…] Los arqueólogos pueden descubrir de muchas maneras, y de forma sistemática, correlaciones, asociaciones y diferencias significativas, pero el modelo inferido será más interesante cuantas más coincidencias existan en la red. Dado que la definición de este tipo de modelos estadísticamente significativos depende de la propia teoría, se requieren principios generales para los tipos de semejanza e diferencia significativas que pueden descubrirse.
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[…] Desde el momento en que se descubre una dimensión donde aparecen semejanzas y diferencias distintivas pautadas, entonces las fíbulas se convierten en algo relevante para comprender las vasijas rojos. Nuestras teorías sobre el funcionamiento de los textos de la cultura material, incluida la noción de de oposiciones estructurales, nos permiten definir una significación estadística.
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Todo objeto existe al mismo tiempo en muchas dimensiones significativas, y por ello, allí donde hay datos, es posible seguir exhaustivamente y hasta el final toda una densa red de asociaciones y contrastes hasta construir una interpretación del significado. La totalidad de las dimensiones relevantes de variación de cualquier objeto puede identificarse como el contexto de ese objeto.
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En la interpretación de los significados simbólicos, las dimensiones relevantes de variación definen las estructuras de significación. Uno de los efectos principales e inmediatos del enfoque contextual es la imposibilidad de estudiar aisladamente un aspecto de los datos, definido arbitrariamente.
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[…] En la época de la Nueva Arqueología se decía con frecuencia que la arqueología evolucionaría gracias a los avances teóricos u no a la cantidad de los datos recogidos. Si bien estas ideas tienen su proprio contexto histórico, el enfoque contextual sí depende en gran medida de los datos.
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En la arqueología prehistórica, cuanto más retrocedemos en el tiempo, y por lo tanto cuanto menor es el índice de supervivencia, tanto más difícil resulta basar las hipótesis en los datos. Aquí el yacimiento singular con información detallada suele ser la clave para interpretar muchos yacimientos peor excavados o con información muy pobre. En muchas áreas la arqueología contextual no puede empezar prácticamente hasta que hayan aparecido y se hayan recogido más datos.
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En la arqueología contextual es necesario hacer preguntas continuamente para decidir si los supuestos generales son o no relevantes en el contexto concreto; esto nos lleva a descripciones exhaustivas e detalladas de la totalidad del contexto, en la medida en que se analiza exhaustivamente la red de asociaciones y contrastes. Es un proceso de nunca acabar desde el momento en que se descubren nuevos vínculos y se replantean los antiguos. El arqueólogo juega con estos datos y les de vida, como un compositor que combina los diversos instrumentos de una orquesta en su partitura.
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La arqueología contextual vincula, de esta forma, una explicación adecuada con una descripción completa, a medida que agota todas las influencias que pueda recibir cualquier rasgo u objeto.
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La utilización de analogías tiende, pues, a depender de teorías generales que puedan proporcionar argumentos de relevancia. La arqueología contextual tiene la obligación de ser crítica con relación a estas teorías generales e interculturales, y de analizar más exhaustivamente sus contextos, pasado y presente. Sin teorías generales habría muy pocas preguntas acerca del pasado y todavía menos respuesta.
Pág. 161
[…] es importante definir el contexto mas amplio posible de significados históricos (sociales, económicos, culturales, tecnológicos, etc.), dentro del cual adquieren su forma las subjetividades de los individuos.
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La idea de la totalidad ha de estar relaciona con la perspectiva o con la cuestión que se ha planteado. La ciencia hermenéutica reconoce que sólo podemos entender el mundo humano por medio de preguntas acerca de él mismo. Nada tiene sentido a no ser que esté relacionado con una pregunta. La interpretación implica, por lo tanto, la lógica de pregunta y respuesta. En realidad, es ese proceso de pregunta y respuesta el que va a operacionalizar la visión parte-totalidad […].
Pág. 165
La arqueología contextual implica el estudio de los datos contextuales, utilizando métodos contextuales de análisis, para llegar a dos tipos de significado contextual, analizados en función de una teoría general […].
LA ARQUEOLOGÍA POSTPROCESUAL
Pág. 166
La contribución de la arqueología procesual a la teoría arqueológica se basó en la concepción adaptativa de la cultura y en la aplicación de la teoría de sistemas, la teoría del intercambio de información y muchas otras teorías generales […]. Los arqueólogos se interesaron por los problemas de inferencia, muestreo y esquema de investigación. Se empezaron a utilizar con más frecuencia técnicas cuantitativas y estadísticas; se pusieron en duda algunos procedimientos y se hicieron más explícitos. La arqueología contextual supone un intento de desarrollar y avanzar en la cuestión de la metodología arqueológica.
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La realidad cultural es un surtido cambiante de perspectivas diversas, de forma que, considerada como un todo, no hay una sola versión verdadera de los hechos. El analista debe identificar estas versiones superpuestas, y muchas veces incoherentes, y comprender sus interrelaciones.
Pág. 170
Los arqueólogos ya no necesitan forzar sus datos en categorías bien delimitadas, por lo que pueden buscarse múltiples dimensiones superpuestas usando una metodología contextual. Podemos enfrentarnos, por tanto, a la complejidad real de los datos arqueológicos. Un ejemplo de la manera en que la cultura material puede interpretarse como si tuvieses distintos significados para distintos grupos, en diferentes momentos del pasado […].
Pág. 171
[…] la arqueología post-procesual, por primera vez en la historia de la arqueología, intenta abrir un debate sobre la relación procesual entre el individuo y la norma social. Y, sobre todo, introduce por primera vez algo distinto el proceso en sí.
Antes los arqueólogos se ocupaban de los principales tipos de proceso, los procesos históricos (como la difusión, la emigración, la convergencia, la divergencia) y los procesos adaptativos (aumento demográfico, utilización de recursos, complejidad social, comercio, etc.) […]. En esencia, ambos tipos de procesos son muy semejantes. Si una cultura cambia, podríamos atribuirlo al proceso de difusión o de aumento demográfico y de deterioro del medio […].
Pág. 172
La idea de que tras los procesos históricos y adaptativos se esconden estructuras y códigos de presencia y ausencia no encaja fácilmente con el empirismo y el positivismo que han dominado la arqueología desde sus orígenes. En este sentido, la arqueología post-procesual, en la medida en que incorpora el estructuralismo y el marxismo, constituye una ruptura mucho más radical que la anterior.
Pág. 173
En la medida en que los arqueólogos post-procesuales reconocen que todos los arqueólogos imponen necesariamente un contenido del significado, y que tales significado forman el núcleo del análisis arqueológico que debe hacerse explicito y riguroso, el interés por el contenido del significado constituye una marcada tercera ruptura con gran parte de la arqueología reciente y tradicional.
Pág. 174-175
La arqueología procesual no se caracterizaba precisamente por un análisis minucioso de los contextos sociales de los arqueólogos, puesto que los más importante era la contrastación independiente de las teorías, a partir de los datos etnográficos y arqueológicos […].
Pág. 175
La idea de que el significado es contextual parece poner igualmente en cuestión ideas establecidas de correspondencias universales entre clases de objetos y su significado […].
Pág. 175-176
[…] el interés de la arqueología post-procesual por la estructura, la mente y el significado, lleva, en teoría, a un interés mayor por la presencia del presente en el pasado. Aunque estos nuevos intereses suministren una óptica y un vocabulario propicios para la aparición de una perspectiva crítica en arqueología, puede decirse que ciertos avances en este sentido derivan de una creciente confrontación entre perspectivas arqueológicas establecidas y alternativas.
Pág. 176
Los arqueólogos occidentales que trabajan en sociedades no industrializadas, sobre todo en la era postcolonial, han tenido que enfrentarse gradualmente a la idea de que los pasados que estaban reconstruyendo era occidentales y también a un rechazo articulado de las dimensiones políticas e ideológicas de aquellos pasados […].
Pág. 177
Las diferencias entre la percepción occidental y la indígena del pasado no occidental son difíciles a veces de manejar en la práctica. Hay una considerable dosis de desconfianza, de malentendidos y de resentimiento. Pero son esta clase de dificultades las que han obligado a los arqueólogos occidentales a tomar en consideración sus propias inclinaciones y a enfrentarse a la posibilidad de que las diferencias de interpretación no pueden resolverse contrastando las teorías con los datos objetivos.
Pág. 178
Es precisamente esta capacidad de los arqueólogos occidentales de constatar e ignorar acto seguido este enfrentamiento con las arqueologías indígenas lo que caracteriza el potencial de una perspectiva feminista en arqueología. Por feminista, entiendo aquí una perspectiva crítica desde la óptica de las mujeres en la sociedad contemporánea de Occidente, resulta potencialmente menos fácil de ignorar que la arqueología de países lejanos.
Pág. 179
[…] las arqueólogas feministas afirman, primero, que no podemos presuponer una división del trabajo y unas actividades adscritas según el sexo universalmente equivalente. Más que presuponer que el término mujer tiene unas características culturales universales, se plantea la necesidad de analizar en que forma pueden variar las estructuras sexuales. Los datos arqueológicos evidencian profusamente estructuras culturales relativas a las relaciones entre ambos sexos.
Pág. 181
[…] el feminismo ha tenido un impacto muy tardío en arqueología, si lo comparamos a las disciplinas próximas […]. Los enfoques feministas han tenido menos éxitos en aquellas disciplinas (sociología, psicología, economía) más ancladas en el positivismo. Es en aquellos ámbitos con un enfoque más interpretativo (historia, literatura, antropología sociocultural) donde el feminismo ha avanzado más. Puede que la reciente historia positivista de la arqueología, unida a su creciente dependencia de las ciencias, haya impedido el desarrollo de una arqueología feminista durante mucho tempo.
Pág. 182
La arqueología contextual tiene indudables vínculos con el movimiento anti-sistema de los años sesenta y con la importancia actual dada al significado, a la experiencia individual y a lo pequeño es hermoso. No todos estos puntos de vista son susceptibles de ser encasillados según líneas divisorias de clase. Apenas existen pruebas de que los clandestinos, por ejemplo, proceden de un solo sector de la sociedad. Más bien ocurre que pasados alternativos diversos estimulan e implican a muchos individuos y grupos, en relación con las diversas interpretaciones de los arqueólogos del establishment.
Pág. 182-183
Son mayoría los que encuentran extremadamente difícil exponer ideas propias referidas a un pasado alternativo a partir de los datos del pasado. Casi todos están influidos por Von Daniken y por películas como Hace un millón de años y En busca del arca perdida, y desarrollan su propia visión del pasado; pero las vitrinas, el análisis sistémico y la jerga de la teoría social los mantienen a distancia del material arqueológico.
Pág. 183
La Teoría Crítica ofrece una visión propia de las relaciones entre conocimiento y poder, tema que hoy está sobre el tapete. Este hecho es relevante para todos los críticos de la arqueología del establishment, sobre todo para los de la óptica indígena y feminista, pero es de especial relevancia para la arqueología en la medida en que está implicada en la dominación de clase.
Pág. 185
La Teoría Crítica afirma que los ideales de objetividad y de ausencia de juicios de valor están, en sí mismos, llenos de juicios de valor. Esa teoría pretende juzgar las dos concepciones antagónicas de la realidad y poner de manifestó las condiciones materiales y sociales, se evidencian también las distorsiones ideológicas, permitiendo de esta forma la autoconciencia y la emancipación.
Pág. 186
[…] sin embargo, es evidente que los distintos grupos humanos de nuestra sociedad contemporánea ven el pasado de diferentes formas, y no está nada claro que la arqueología no contribuya a perpetuar una ideología occidental universal que impida a la gente comprender las condiciones sociales de su existencia. Parece que el pasado, tal como se construye y se vive en la vida contemporánea, puede revelar muchas cosas del presente, pero puede también enmascarar otras tantas […].
Pág. 188
[…] Si el pasado no tiene una integridad en si mismo y una interpretación vale tanto como cualquier otra, entonces la arqueología está abierta a la manipulación política por parte de gobiernos, elites, grupos de interés y dictaduras fascistas. Con unos datos descritos como totalmente subjetivos, el arqueólogo no podría recurrir a ellos para oponerse al mal uso del pasado. El pasado así entendido dependería completamente del poder y con él la capacidad de controlar la teoría, el método y la comunicación.
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